miércoles, 18 de noviembre de 2009

"Curiosidades de Txapela IX": Ernest Hemingway

Todo el mundo conoce a Ernest Hemingway, y gran parte del mundo conoce las fiestas de San Fermín gracias a él. Hemingway formó parte de la llamada Generación perdida de escritores norteamericanos que se reunieron en Paris, y otras ciudades europeas, entre la Primera Guerra Mundial y la Gran depresión.

Hemingway nació en Chicago en 1899, empezó a trabajar como reportero en Kansas. Intentó alistarse como soldado en la Primera Guerra Mundial pero fue excluido por un defecto en el ojo izquierdo. Aún así consiguió participar en ella como conductor de ambulancias. Fue herido de gravedad y logró méritos militares. Después de la guerra, la vuelta a los EEUU fue dura y decidió trasladarse a París. Allí conoció los ambientes literarios de vanguardia, F.Scott Fitzgerald, John Steinbeck, William Faulkner, …Viajó como corresponsal por toda Europa. En 1929 escribió “The Sun also Rises”, traducida al castellano como “La Fiesta”. En esa novela cuenta sus experiencias en Pamplona y alrededores durante las Fiestas de San Fermín.

El inicio de la fiesta, el chupinazo, el momento que más le gustaba a Hemingway

Hemingway queda maravillado del ambiente provincial, de los paisajes, de la camaradería entre la gente, de los toros y de los vascos como deja bien claro en algunos párrafos del libro.

  • “Nos cruzamos con muchos campesinos vascos, con sus carretas arrastradas por bueyes o mulos, y pasamos frente a bellos caseríos encalados de tejados bajos. En el País Vasco el campo da la impresión de ser rico y fructífero, y las casas y las aldeas están limpias y parecen prósperas. Cada aldea tenía un frontón y en algunos de ellos los niños jugaban bajo el ardiente sol.”

El río Irati donde solía ir a pescar, al norte de Pamplona. Al menos no todo era juerga.

  • “- Estos vascos son gente sensacional – dijo Bill. El vasco estaba tostado por el sol, que había dado a su rostro el color oscuro de una silla de montar. Vestía una blusa negra, como los demás. Tenía profundas arrugas en el cuello bronceado. Se volvió y le ofreció a Bill su bota de vino. Bill, en respuesta, le extendió una de nuestras botellas. El vasco agitó el dedo índice amenazador y le echó hacia atrás la botella tras golpear el corcho con la palma de la mano. Levantó la bota de cuero.”
  • “Dos de los vascos que venían con nosotros en el autobús entraron e insistieron en invitarnos a una copa, así que pagaron una ronda y después nosotros invitamos a la segunda.”
  • “La gente llegaba a la plaza procedente de todos los rincones de la ciudad y oímos el sonido de las gaitas, los chistus y los tambores que se aproximaban. Tocaban el riau riau, los chistus en tono agudo y los tambores marcando el ritmo.”

Es evidente que lo que más intentó retratar Hemingway acerca de los vascos fue el ambiente fiestero y de camaradería. Hemingway era aficionado a la bebida, a las mujeres, al boxeo y era rudo en el trato con quien no se avenía. En las fiestas de San Fermín encontró el ambiente perfecto para sus juergas. Fue asiduo a la ciudad durante muchos años y a sus cafés y sus bares (como el famoso Iruña de la plaza del castillo)

Aquí tenéis un programa de televisión dedicado a Ernest Hemingway por su centenario, por si hay tiempo y ganas.

Hay que decir que Hemingway era aficionado y entendido en toros. Personalmente me declaro anti-taurino, lo cual hace que no me guste especialmente esa parte de las fiestas de San Fermín. Pero hay mucho más que todo eso en ellas aunque Hemingway se hizo cargo de publicitarlas por el mundo convirtiéndolas en lo que son ahora. Pese a no gustarme las corridas de toros (únicamente he visto unos minutos y fue bastante) si que he visto encierros, vaquillas, recortadores, … Es algo ilógico, difícil de explicar. Creo que son dos cosas completamente diferentes aunque soy consciente de que una no existiría sin la otra. No me importa que haya quien diga que es un arte, es una lucha a muerte en la que el toro no tiene otro destino que morir lentamente recibiendo heridas hasta el toque final. No es ni digno de ver ni creo que sea sano. Si el torero estuviera sin armas, sin banderilleros ni picadores y no acabara muriendo el toro, lo miraría de otra manera. Y eso son para mi los encierros, vaquillas y recortadores (hasta donde yo sé). Ese tipo de adrenalina puedo entender que tenga algo de atractivo.

No sé si se puede ver pero en el margen derecho se ve una pancarta que explica muy bien la filosofía actual de las fiestas de San Fermín. La pancarta dice "Welcome Swedish girls!" :-)

No he puesto ninguna foto de toros, ni de giris en pelotas, ni cabezas abiertas por saltar en la fuente de la navarreria, ni borrachos delante de toros,... Aunque haberlas, haylas.

Mucho hablar de toros, pero el verdadero peligro de San Fermín es el causante de esta imagen. :-)

y sobretodo esta: Yolanda Barcino Angulo

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